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El síndrome de Medea tiene su origen en el mito de Medea, en el que se explica que una mujer hechicera decidió matar a sus hijos para vengarse de su marido. Según este mito, Medea y su pareja Jasón se dirigieron hacia Corinto para ser recibidos por el rey Creón. En Corinto, tuvieron años de felicidad y engendraron dos hijos. Sin embargo, Jasón quedó enamorado de la hija del rey y dejó relegada a Medea.

Como acto de venganza, finalmente Medea decidió matar a sus hijos a causa de la traición que sintió que le había hecho su pareja Jasón.

¿ Cuál es el síndrome de Medea en la actualidad?

Si bien hoy en día no se trata de una historia mitológica griega, existen situaciones relacionadas con este relato. Concretamente, el síndrome de Medea en psicología hace referencia a cuando un progenitor (hombre o mujer) decide hacer daño a su hijo/a, tanto físico como psicológico, debido a un comportamiento del otro progenitor que considera injusto.

El tipo de daño causado a los hijos dependerá del entorno social, cultural, político y económico en el que se lleve a cabo. En este sentido, se han producido situaciones de violencia física y verbal que conciernen golpes, insultos, castigos e incluso asesinatos a hijos como medio de descarga de frustraciones personales. Sin embargo, el propósito de esta violencia vicaria siempre se vincula con un modo de vengarse de la pareja. Veamos

El  27 de abril de 2021 desaparecieron dos niñas, Anna y Olivia Gimeno Zimmermann, junto a su padre. El cadáver de Olivia, de seis años, fue encontrado el 6 de junio de 2021 por el buque Ángeles Alvariño, a una profundidad de unos mil metros. A raíz del espantoso y deleznable asesinato a manos de su padre, Tomás Gimeno, las protestas multitudinarias en contra de la violencia de género se multiplicaron por todo el país. 

El concepto de violencia vicaria o por sustitución se refiere a un tipo de violencia en la que el agresor utiliza a los hijos e hijas como instrumentos para hacer daño a las madres. Los farsantes que defienden la ideología con perspectiva de género – que no tiene nada que ver con el feminismo de equidad consagrado en la Constitución Española-, afirman con rotundidad que la violencia vicaria solo la puede ejercer un padre contra sus hijos, jamás una madre contra sus propios hijos. El término fue acuñado por Jorge Corsi, de quien ya he contado que integró una red de pedófilos y fue condenado a prisión por abusos sexuales a niños. Empleaba la técnica de acercarse a asociaciones de mujeres separadas y/o divorciadas en las que encontraba a madres vulnerables. Revictimizándolas lograba su confianza para acercarse a sus hijos e intentar abusar de ellos. Impartió y cobró conferencias organizadas por el Instituto de la Mujer por todo el territorio nacional español.

Es autor de una guía para la prevención y persecución de la violencia de género editada a costa del contribuyente español. 

Psicólogos como Jorge Corsi o Sonia Vaccaro han sido acogidos en su seno por las asociaciones feministas y colectivos LGTB. Por ejemplo, la asociación de juristas Themis incluyó en su revista, subvencionada por el Estado en 2007, el concepto de violencia vicaria creado por Corsi, y la psicóloga Sonia Vaccaro hizo suyo el invento del argentino. 

La Sra. Vaccaro Cecarelli comenzó a utilizar el concepto violencia vicaria en 2012 para significar que el deseo del maltratador es continuar con el sometimiento y el maltrato hacia la mujer. Para ahondar en el daño, utiliza a los hijos. Afirma que, cuando un padre mata a un hijo, lo hace para damnificar a la madre. En su cabeza hay una sed de poder y control que no está dispuesto a entregar. 

Esta es la idea que pretenden vendernos los ideólogos de género desde la tragedia del asesinato de Olivia y Anna. 

Miguel Lorente, exdelegado del Gobierno para la Violencia de Género, explica que la expresión violencia vicaria o violencia por sustitución puede atribuirse, por definición, a otros contextos ajenos al maltrato machista, como un secuestro de familiares de la persona amenazada. Aunque las causas son diferentes. «Las víctimas sufren el mismo dolor, pero en el maltrato machista, que un padre mate a sus hijos parte de una violencia estructural y se basa en la identidad del hombre, que busca dominar a la mujer», afirma el profesor. Por eso pide hablar de violencia vicaria en violencia de género. 

El Pacto de Estado contra la Violencia de Género, aprobado en 2017, sí menciona el término y prevé extender la protección de la ley a quienes hayan padecido violencia por interpósita persona como «el daño más extremo que puede ejercer el maltratador hacia una mujer: dañar y/o asesinar a los hijos/as». Para Marisa Soleto, directora de la Fundación Mujeres, este maltrato constata que los menores se convierten en víctimas directas de la violencia machista: «Sufren chantaje y en ocasiones peligro en su integridad y su vida». La manipulación perversa de estas personas y todos aquellos afines a la ideología de género no conoce límites. 

Me explico. ¿Qué ocurre con el caso de Yaiza, la niña de Sant Joan Despí? Cristina Rivas, la madre de Yaiza, asesinó a su hija de cuatro años el pasado 31 de mayo de 2021 asfixiándola con una bolsa de plástico. Tras matarla, se tomó un cóctel de medicamentos con la intención de suicidarse. La reacción del Sistema d’Emergències Mèdiques (SEM) le salvó la vida. Esta madre antes de su intento de suicidio dejó una macabra carta al padre de la menor, Sergio Peiró, diciéndole:

«Llorarás la muerte de tu hija. Decide si la entierras o la incineras».

Este monstruo planificó con meses de antelación el asesinato de su propia hija para dañar cruelmente al padre, de quien se encontraba separada desde hace tres años. 

La ideología de género niega el SAP porque arguye que se trata de un invento neomachista para maltratar a las mujeres y que la violencia vicaria solo la ejercen los padres frente a sus hijos para perjudicar a las mujeres, nunca al revés. 

¿Qué hay del asesinato perverso y monstruoso cometido contra Yaiza por su propia madre? ¿Cómo lo llamamos? ¿O cómo lo llaman las feministas con perspectiva de género? ¿Violencia feminazi? ¿Violencia hembrista o misándrica? 

Yaiza no tiene derecho a duelo feminista de género. Ninguna asociación feminista con perspectiva de género ha condenado dicho asesinato o ha hecho una manifestación en contra de la violencia y los asesinatos de las mujeres hacia sus propios hijos. 

A las feministas de género que afirman que la mujer nunca miente —yo si te creo hermana— y que no maltrata ni mata a sus hijos, o a los hijos de sus parejas, se les levantan ampollas cuando se les recuerda, por ejemplo, el caso de Gabriel Cruz u Operación Nemo

Este niño desapareció la tarde del 27 de febrero de 2018 en Almería. Fue asesinado por Ana Julia Quezada en una finca familiar del padre del menor. Con tan solo ocho años, desapareció en el trayecto entre la casa de su abuela paterna y la de unos familiares, distantes unos cien metros entre sí. Estuvo en paradero desconocido los siguientes doce días. El hallazgo de su cadáver se produjo el 11 de marzo en el maletero del automóvil de la asesina. La autora confesa del crimen desenterró el cuerpo del niño en una finca propiedad de la familia paterna, donde tuvo lugar el asesinato el mismo día de la desaparición. Lo introdujo en el vehículo y se dirigió a su vivienda, en cuya puerta fue detenida por la Guardia Civil. El jurado popular concluyó que fue la autora culpable del asesinato. La sentencia dictada por la Ilustrísima Audiencia Provincial de Almería la condenó a prisión permanente revisable y a una pena de ocho años y tres meses más por dos delitos de lesiones psíquicas y dos contra la integridad moral de cada uno de los padres del menor. 

¿Nadie recuerda a la parricida de Santomera? Francisca González fue condenada a cuarenta años de prisión por acabar con la vida de sus dos hijos menores, Adrián y Francisco Miguel, de seis y cuatro años de edad. Los estranguló en su propia casa con el cable del cargador de un teléfono móvil. Los asesinó para hacer daño al padre, José Ruiz, por celos a las infidelidades de su marido. La noche del asesinato, en 2002, había esnifado cocaína, pero la sentencia recoge que los psiquiatras y psicólogos que actuaron en el juicio concluyeron que no influyó en su conciencia y voluntad. También se la condenó a indemnizar al marido con 200.000 euros y al hijo mayor con 40.000. 

¿Nadie recuerda a Mónica Juanaley Fernández? El 10 de julio de 2008 ahogó a su hijo, César, de 9 años en el interior de una bañera hasta matarlo. Posteriormente, lo introdujo en una maleta con sus efectos personales (ropa, cómics, lápices, un estuche y un reloj) y lo abandonó en las inmediaciones de Binidalí, una zona de Menorca. Dos años más tarde, unos excursionistas que paseaban por la zona encontraron el cadáver del menor. Fue condenada a veinte años de prisión.

¿Nadie recuerda a Alicia Ramos? Asesinó a su hijo de solo dos años y siete meses de 67 puñaladas. El jurado popular declaró probado en su veredicto que el 5 de septiembre de 2014, Alicia Ramos se encontraba en su domicilio de Madrid con su hijo al que ató los pies con una cuerda, le rodeó la cabeza y el cuello con una cinta de embalar y le asestó 67 puñaladas con un cuchillo de cocina en el abdomen y en la ingle. También le rodeó el cuello con un cable de teléfono móvil para asfixiarle.

¿Nadie recuerda a Juana Rivas, que secuestró a sus hijos, y ocultó que uno de sus hijos fue abusado sexualmente mientras estaba bajo su custodia? 

Tampoco se menciona, o apenas se hace por los medios de comunicación, a las mujeres que abandonan a sus hijos recién nacidos en contenedores de basura o vertederos. 

La violencia vicaria es otra gran mentira política y legal que, sin ninguna base científica, quiere castigar legalmente el hecho de que un padre agreda a un menor con el objeto de atacar y hacer daño a la madre. Cuando un padre o una madre mata a su hijo constituye un asesinato tipificado en nuestro Código Penal. Y punto. Un hecho tan cruel no es exclusivo del varón, ya que también lo ejercen las madres contra sus hijos para hacer sufrir a los padres. 

¿Nadie recuerda el Caso Asunta? En este caso ninguno de los padres quería hacer daño al otro. Simplemente es un ejemplo de que la violencia no tiene género. Veamos. Asunta Yong Fang Basterra Porto nació el 30 de septiembre de 2000 en Yongzhou (China) y fue adoptada el 9 de junio de 2021, con apenas 9 meses de vida, por la pareja formada entre la abogada Rosario Porto Ortega – se suicidó estando en prisión- y el periodista bilbaíno Alfonso Basterra Camporro. Estos monstruos asesinaron a su hija el 21 de septiembre de 2013 tras un macabro plan urdido durante cuatro meses. La sedaron y luego la asfixiaron. Atada de pies y manos, fue introducida en el vehículo de Rosario Porto y abandonada en una pista forestal.

La violencia no tiene género, ni raza, ni religión. La violencia es un comportamiento humano que no distingue ni a hombres ni a mujeres, ni clases sociales, ni estatus económico, social o intelectual.

Con la ideología de género tratan de hacer de nosotros un país de peleles e idiotas infantilizados, porque están dispuestos a crear una sociedad de imbéciles que mendigan a las puertas del dolor tras 24.000 millones de euros invertidos en la implantación de la ideología de género. 

La propaganda de la violencia vicaria y violencia de género se enmarca dentro de la ideología de género, siendo una manipulación psicológica de masas para crear una visión parcial del mundo, como se ha hecho por la totalidad de los regímenes políticos totalitarios a lo largo de la historia. 

Esteban Bastida Martín.

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ISBN 978-84-19304-02-5

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