Blog

  • Home
  • Entradas
  • BLOG
A0856132-394C-4AE9-94B9-201CA1A8B400

«El feminismo contemporáneo se caracteriza por su hostilidad irracional hacia los hombres, su manipulación de los hechos y de la estadística y su incapacidad para considerar que los sexos son iguales (en dignidad y derechos) pero diferentes». 

Christina Hoff Sommers

No trataré en profundidad cada uno de los dogmas que impone la ideología de género, pues no es el objeto de este artículo. Sin embargo, para comprender cómo afecta esta ideología al justiciable y a nuestra sociedad, dentro del derecho de familia y del derecho penal relacionado con el anterior, donde se violan de manera sistemática derechos y libertades fundamentales de las personas y se desprotegen los derechos humanos de los niños, se hace imprescindible mostrar la gran mentira que nos cuentan los políticos, la sinstituciones españolas, las asociaciones feministas con perspectiva de género y los medios de comunicación sobre los objetivos que impone dicha ideología a la sociedad con las siguientes falacias: 

1ª. Las denuncias falsas de violencia de género no existen. 

2ª. El Síndrome de Alienación Parental no existe, es una invención del neomachismo y una forma de maltratar a las mujeres. Es una ideología patriarcal para encubrir los abusos sexuales de los varones frente a sus hijos. 

3ª. La custodia compartida es gravemente perjudicial para los hijos. 

4ª. España es un país machista y el 97 % del maltrato no se denuncia. 

5ª. La violencia bidireccional tampoco existe. Solo el hombre puede ejercer violencia frente a la mujer, nunca a la inversa. 

6ª. No existen hombres maltratados física o psicológicamente por las mujeres. 

El feminismo de equidad no tiene nada que ver con el feminismo de género o ideología de género. Son cuestiones radicalmente distintas. La igualdad y la libertad no se imponen, se conquistan. La libertad la ha conquistado la sociedad española, que se ha dotado de una democracia en la que todos gozamos de derechos y libertades. La igualdad entre hombres y mujeres ha sido una conquista de estas últimas, por esfuerzo, sacrificio, mérito y demostración de capacidad, y ello, sin duda, tras una historia marcada por la desigualdad. 

Ahora bien, la mujer moderna del siglo XXI, por fortuna, es muy diferente al estereotipo de mujer subsumida al varón de hace cuarenta años. Es indudable que persisten situaciones de discriminación, desigualdad y relación desigual de poder que hay que combatir y erradicar. Pero resulta injusto,  humillante y margina a esas mujeres que se han hecho a ellas mismas, que, por el mero hecho de pertenecer al género femenino, deben de recibir una protección extraordinaria adicional, ser calificadas como víctimas eternas y requerir de tutela institucional y normas de discriminación positiva. 

El feminismo de igualdad o equidad va acompañado del respeto y el rigor que defienden los derechos humanos necesarios para un Estado de derecho. Se trata de un movimiento histórico y, como tal, es espontáneo, así como el resultado de una evolución y progreso social de igualdad y justicia. Promueve la igualdad de derechos y oportunidades entre hombres y mujeres desde el respeto a la ley. Cualquier otra valoración supone desvirtuar el propósito de un movimiento que ha conseguido multitud de logros. Logros que, en ningún caso, se pueden atribuir a las actuales feministas españolas que abrazan la ideología de género y se cuelgan medallas por méritos ajenos.

 El feminismo surge de una idea noble y justa: la lucha por la igualdad. Sin embargo, todo movimiento social suele corromperse si alcanza determinado grado de poder y se convierte justo en lo contrario a lo que afirma defender. En la URSS y en China, las dictaduras del proletariado se convirtieron en dictaduras contra el proletariado, así como la defensa del pueblo alemán originó el Holocausto. La Reforma protestante contra el abuso de poder de la Iglesia católica se transformó en un calvinismo segregacionista y usurero. 

Ahora, el feminismo de la lucha por la igualdad de derechos para las mujeres se ha convertido en un movimiento contra los hombres. Es inaceptable que el feminismo actual o con perspectiva de género pretenda defender la igualdad en contra de los hombres y, en consecuencia, deje vacío de contenido el artículo 14 de la CE. Fue el mercado lo que decidió poner en marcha este movimiento feminista, cuando en la década de 1950 se descubrió que el hecho de que, en los hogares, hubiese millones de mujeres dispuestas a consumir y trabajar por un salario más bajo era un negocio. 

Se fomentó la idea de que la liberación de la mujer era trabajar fuera de casa y ser independiente. Muchas decidieron trabajar y, con ello, se logró que el consumo interno se incrementase más de un 35 %, según datos del Departamento de Comercio de Estados Unidos. Se creó la necesidad de tener dos coches en cada hogar, comenzaron a multiplicarse las tiendas de ropa de mujer y proliferaron las revistas de moda y del corazón para fomentar el consumo, sobre todo de las féminas. 

En los años sesenta surgen movimientos de liberación de la mujer al socaire de mayo de 1968, en el que la izquierda política decide que hay que conquistar a las mujeres para su causa, ya que son una gran correa de transmisión de ideas. Se lanza el concepto y creencia de la opresión que sufren las mujeres por parte de los hombres. Una copia burda de la idea basada en la opresión del proletariado que tan bien les funcionó en Rusia o en China con Lenin, Stalin y Mao. Se vende una idea política mediante el despertar de un sentimiento de odio contra la clase opresora. Así, el feminismo convierte lo masculino en enemigo del pueblo. 

¿Qué mejor forma de lograr adeptas que apelar a los sentimientos de ellas? De esta manera, se comprende que mujeres de toda clase social y distintas ideologías políticas se sumen a esta idea de odio y venganza contra el hombre opresor. Este pensamiento ha calado tanto en España que la práctica totalidad de los partidos políticos han hecho suya la idea marxista de ver el mundo en bloques polarizados: los opresores por un lado y las víctimas eternas o clase oprimida por otro. El primero que compró la idea fue el Partido Comunista. 

Ya en los años noventa, el PSOE incorporó la ideología de género de la mujer oprimida a su programa electoral. El PP lo hizo a finales del siglo XX. En pleno siglo XXI casi la totalidad de los partidos políticos abrazan la ideología de género, conscientes de que apela al mundo de los sentimientos y atrae votos. Ha habido políticos que se han tenido que desdecir de sus propias declaraciones contra el feminismo de género, entre ellos, Toni Cantó. Cuando era presidente de gobierno, don Mariano Rajoy tuvo que afirmar que era el más feminista de su partido. La realidad es que el feminismo de género y el verdadero feminismo de igualdad se confunden. Tanto es así que, en 2004, todos los partidos aprobaron la LO 1/2004 contra la violencia de género, aniquilando con ello la presunción de inocencia, un derecho humano fundamental. 

El feminismo actual con perspectiva de género, se caracteriza por tener tintes marcadamente misándricos. Considera traidoras a las mujeres que quieren decidir en libertad y rechazan el pensamiento totalitario de la ideología de género, pues repudian del lobby feminista, que les impone unas ideas incuestionables, les indica cómo deben vestir y qué ideas apoyar. 

Por fortuna, cada vez son más las mujeres que dan cuenta de la gran mentira que es el feminismo de género. Saben que el feminismo actual no es solo un movimiento contra los hombres ―padres, hermanos, hijos, amigos y conocidos―, sino también contra las mujeres libres que desean mantener sus propios criterios e independencia. 

El feroz feminismo con perspectiva de género recibe mucha atención pública, pero pierde cada vez más adeptas a la causa, al disminuir el número de personas que culpan a los hombres y al patriarcado de la mayoría de los males de la sociedad española. Es público y notorio que ninguna de estas feministas trabaja por la igualdad de la mujer en otros países donde la violencia machista es inconcebible en pleno siglo XXI. Tampoco luchan para acabar con la lacra de la violencia machista que viola a diario los derechos humanos de las mujeres en países como Arabia Saudí, Afganistán, Egipto, Mali, Líbano, Marruecos, Jordania, Somalia, Sudán, norte de Nigeria, Irán, Chad, Siria o Pakistán. Países donde la mujer sufre a diario injusticias sociales y violaciones de derechos básicos por el mero hecho de serlo, tales como el sometimiento al matrimonio forzado, el analfabetismo, la lapidación por adulterio, mutilaciones genitales, crímenes de honor por los que, un padre o hermano, puede matar a su hija o hermana si sospecha o descubre que ha cometido adulterio. Son consideradas ciudadanas de segunda y obligadas a llevar velo, así como a seguir un estricto código de vestimenta, vivir a la sombra de los hombres y necesitar su autorización para estudiar, salir a la calle, trabajar e incluso participar en eventos deportivos. Además, son expuestas a explotación y acoso sexual a través de las políticas discriminatorias impuestas por las autoridades. 

Casi todas las mujeres tienen un padre, hijos, hermanos, tíos, abuelos y valoran el feminismo de igualdad. Se sienten agradecidas por los logros del mismo: el voto femenino, la oportunidad de tener una carrera de éxito, llegar a ser directivas de una gran multinacional, empresarias, políticas, magistradas, ingenieras, etc. Para estas mujeres es imposible identificarse con un movimiento como la ideología de género, que trata a sus hijos, hermanos o parejas como un monstruoso enemigo a destruir. El feminismo con perspectiva de género es vergonzoso y lamentable, pues se gesta desde la mezcla de teorías de la conspiración del patriarcado fantasma y la propaganda. El término ideología de género fue acuñado por Christina Hoff Sommers

 en su libro Who Stole Feminism? (¿Quién robó el feminismo?), en el que afirma: 

“El feminismo de equidad es sencillamente la creencia en la igualdad legal y moral de los sexos. Una feminista de equidad quiere para la mujer lo que quiere para todos: tratamiento justo, ausencia de discriminación. Por el contrario, el feminismo de género es una ideología que pretende abarcarlo todo, según la cual, la mujer está presa de un sistema patriarcal opresivo”. 

Esta autora defiende, y cito literalmente, que «el trabajo serio del feminismo en el siglo XXI tiene que ser global, por todo el mundo. En vez de retirarnos a países seguros y centrarnos en nuestra opresión imaginada, las feministas americanas y europeas deberíamos estar en contacto con grupos de mujeres del mundo en desarrollo». Por suerte, feministas como Ayaan Hirsi Ali reconocen ese reto moral.

Ayaan Hirsi Ali, nacida en Mogadicio, el 13 de noviembre de 1969, es una activista somalí-neerlandesa-estadounidense. Es escritora y expolítica neerlandesa. Es una feminista que critica severamente la mutilación genital femenina, así como una de las más célebres y radicales críticas del islam, afirmando que esta religión necesita con urgencia una reforma en profundidad. Considera que el islamismo es una amenaza directa a las sociedades democráticas occidentales. 

En 2004 colaboró en la realización de un cortometraje junto con el productor Theo van Gogh, titulado Submission, en el que trata la opresión de las mujeres bajo el islam. La película provocó polémica y ambos realizadores fueron amenazados de muerte. Van Gogh, de hecho, ese mismo año fue asesinado en plena calle por Mohammed Bouyeri, un islamista neerlandés de origen marroquí. En 2005, la revista Time la nombró una de las cien personas más influyentes del mundo. También ha recibido varios galardones, entre ellos, el premio a la libertad de expresión del periódico danés Jyllands-Posten, el premio del Partido Liberal sueco y el Premio al Valor Moral por su compromiso con la resolución de conflictos, la ética y la ciudadanía mundial. Emigró a los Estados Unidos, donde ingresó en el American Enterprise Institute. Fundó la organización de derechos de la mujer AHA Foundation. Se naturalizó ciudadana estadounidense en 2013 y ese mismo año entró a formar parte de la Facultad de Ciencias Políticas de la Universidad de Harvard. Su obra ha sido traducida al español. Entre sus principales contribuciones, se pueden destacar: Presa. La inmigración, el islam y la erosión de los derechos de la mujer (Barcelona: Debate, 2021), Reformemos el islam (Barcelona: Galaxia Gutenberg, 2015), Adán y Eva (Barcelona: Galaxia Gutenberg, 2009), Yo acuso. Defensa de la emancipación de las mujeres musulmanas (Barcelona: Debolsillo, 2007), y sus autobiografías Nómada. Del islam a Occidente. Un itinerario personal y político (Barcelona: Galaxia Gutenberg, 2011) y Mi vida, mi libertad (Barcelona: Galaxia Gutenberg, 2007).

Ella ha animado a las mujeres privilegiadas occidentales a apoyar a las que están luchando contra los asesinatos por honor, las ablaciones genitales, los matrimonios forzados, los ataques con ácido y los castigos con látigo.

La falta de estudio constante, de formación, y la pereza conlleva que las personas carezcan de pensamiento crítico. 

Cuando he hablado con feministas de género —también con hombres afines a dicha ideología por miedo a ser censurados o para medrar—, he comprobado que la norma general es que desconocen aquello de lo que hablan. Muestran un absoluto desconocimiento en cuestiones de SAP, denuncias falsas de violencia de género o feminismo de equidad y feminismo de género. Es normal. Hablan por boca de ganso tal y como describo en el capítulo I, volumen I.

En mi vida laboral, defiendo en los tribunales casos reales de maltrato físico y psicológico a mujeres – también a hombres- así como a hombres víctimas de una denuncia falsa de violencia de género. Cada vez son más las mujeres que acuden a mi despacho en busca de ayuda ante la detención de un hijo varón a causa de una de estas denuncias falsas. También son cada vez más las mujeres que saben que los derechos fundamentales de los hombres son violados de forma sistemática en España; en particular, el derecho fundamental a la presunción de inocencia. Tienen hijos, hermanos, nietos que son denunciados, detenidos y encarcelados de forma injusta, y son testigos de que la Ley de Violencia de Género provoca un terrible sufrimiento y desesperación a los hombres como víctimas directas, pero también a mujeres, padres, hijos, hermanos, abuelos, nuevas esposas o compañeras, familiares y amigos. 

Las mujeres de bien que creen en la igualdad, se consideran tan capacitadas como los hombres, sin necesidad de recurrir a favores, privilegios o leyes especiales que destrozan a miles de familias, y de las que se sirven los lobbies para enriquecerse a costa de fondos públicos. La ideología de género constituye un engaño absoluto solo equiparable al mito de la superioridad entre razas o a la supremacía del hombre blanco. 

El feminismo radical o con perspectiva de género  odia al hombre y desde luego no es un movimiento que favorezca la liberación de la mujer. Si algo detesta el feminismo son las mujeres libres. Quieren siervas o dependientes de este movimiento. Y tampoco es que sea popular, es decir, que haya surgido de una masa social que vea necesario organizarse. La situación de la mujer en Occidente es de igualdad ante la ley, y tiene todos sus derechos garantizados. Ninguna mujer occidental vería necesario luchar hasta dedicar su vida a ese empeño por obtener algo que ya posee. Las reivindicaciones originarias y justas del feminismo se alcanzaron hace tiempo, por lo que no es necesario para esa función primigenia que dice ―mintiendo― ser la causa de su existencia en la actualidad. Si el feminismo actual existe es porque recibe una gran cantidad de dinero público y privado para obtener objetivos ajenos al bienestar de las mujeres. Solo con ese incentivo se puede entender a un movimiento del que la inmensa mayoría de las mujeres se siente ajena. 

La ideología de género, es una ideología política y, como tal, es siempre un sistema cerrado de ideas cuyo objetivo es explicar toda la realidad a partir de una premisa o, como mucho, dos. Además tiene el objetivo de que todo el mundo se comporte de la misma manera. 

Una ideología se concibe siempre independientemente de la realidad, de las propias reglas de la observación; por tanto, la experiencia que se tenga de la realidad no cuenta para nada. Si el ideólogo tiene una idea y la misma no se corresponde con la realidad, no se plantea cambiar su idea sino que su pretensión será cambiar, transformar, falsear la realidad. Si el ideólogo consigue que todo el mundo acepte de manera acrítica su ideología, habrá conseguido que se deje de ser una persona con pensamiento crítico y que el pueblo se convierta en masa.

La ideología de género es una ideología de corte totalitario2 que se fundamenta en una doctrina de pensamiento único que no acepta ni tolera debate alguno sobre sus dogmas. Trata por todos los medios de silenciar y castigar al disidente. Para muchas personas, la libertad de expresión consiste en imponer a los demás qué deben pensar, qué deben opinar, qué deben escribir, cómo se debe ejercer la abogacía, cómo deben juzgar los jueces, cómo deben acusar los fiscales y cómo deben actuar los equipos psicosociales de los juzgados. Todo ello, sin salirse de lo políticamente correcto.

2 «Con el adjetivo totalitario se expresa la intención de abarcar todos los aspectos de la vida personal y social de las personas. El pensamiento único de la ideología de género se ha colado en el pensamiento del individuo para lograr de forma natural su manera de comportarse en la sociedad. La ideología de género busca imponerse de forma totalitaria mediante el ejercicio del poder absoluto, en especial a nivel supranacional, y desde allí recalar en los distintos pueblos y naciones, mediante el control de los medios de propaganda y de elaboración cultural». Extraído del libro La ideología de género o el género como herramienta de poder, de Jorge Scala, abogado argentino y autor de otros textos relacionado con la defensa a la vida y la dignidad del ser humano desde la concepción hasta la muerte natural. 

La ideología de género no es un movimiento histórico, sino que ha sido urdido en un plan preconcebido para alcanzar sus fines. El objetivo de esta ideología no se identifica con el feminismo —igualdad jurídica entre hombres y mujeres—, sino que se trata de una ideología exclusivamente política. Los protagonistas del feminismo son la inmensa mayoría de mujeres, los protagonistas de la ideología de género detestan la verdad y engañan a las mujeres manipulando sus voluntades, y para ello se apropian del concepto de feminismo de igualdad para imponer un determinado modelo de sociedad.

39 Francisco Serrano es juez de familia en excedencia, apartado de la carrera judicial por dictar una sentencia sectaria e injusta descrita en su libro. Tildado de misógino y persona insensible a la violencia ejercida por un hombre a una mujer. Esto es falso. El hoy abogado Francisco Serrano fue el primer juez en España que dictó, en 1999, una orden de alejamiento contra un maltratador, amparándose en el artículo 15 de la Constitución Española, que garantiza el derecho fundamental a la vida e integridad física y psíquica de toda persona; dicha medida cautelar de alejamiento la dictó antes de que la Ley Integral contra la Violencia de Género comenzara siquiera a concebirse. 

Para la ideología de género o feminismo radical, la religión es su mayor enemigo, afirman que es un invento con el fin de oprimir a las mujeres. Dicha ideología no busca que la mujer tenga los mismos derechos que el hombre, algo que sí busca el feminismo de igualdad, sino que pretende adoctrinar a las personas en sus ideas, ni qué decir adoctrinar a los niños en los colegios, así como destruir la familia tradicional, la religión católica, los valores morales y religiosos. 

Los ideólogos que están detrás de los principios y dogmas de la ideología de género son: Simone de Beauvoir, escritora, profesora y filósofa francesa (1908-1986), con su conocida frase «el opresor no sería tan fuerte si no tuviese cómplices entre sus oprimidos»; Wilhem Reich, Alfred Kinsey, Germaine Gree, Late Millet, Shulamith Firestone, Margaret Mead, Michel Foucault, Georges Bataille, Adrienne Rich, Ann Ferguson, Valerie Solana. Todos ellos constituyen una colección de transgresores, cuyos planteamientos no comparte la inmensa mayoría de las mujeres que se plantean sus relaciones con el sexo masculino desde una perspectiva no fatalista o patológica basada en el odio, sino desde el enfoque de un proyecto en común con fundamento en el amor y en el regalo de los hijos. 

Pues bien, para acabar con esa opresión hacia las mujeres y con el patriarcado y promover la cultura de género, se propone por Simone de Beauvoir —y el resto de transgresores ideólogos citados con anterioridad— suprimir la institución familiar y del matrimonio. La mujer debe emanciparse del dominio y de la explotación del varón, y por tanto de las instituciones que sirven a ese fin, tales como el matrimonio y la familia. Así lo predicó Simone de Beauvoir en su obra más célebre, El segundo sexo

El lector debe conocer que en España se ha tomado durante años al psicólogo argentino Jorge Corsi como experto y un referente en violencia de género. Corsi daba lecciones sobre el SAP para desacreditarlo. Pues bien, en 2008, fue detenido, acusado y condenado a prisión por integrar una organización de pedófilos que mantenía relaciones sexuales con menores de edad y los filmaba. Corsi fue el organizador de fiestas sexuales con menores y una especie de cabecilla y consultor de sus cómplices, debido a sus conocimientos profesionales sobre el comportamiento de los chicos. 

3Véase https://www.alienacion-parental.org/nombres-propios/Corsi-pedofilia-SAP/Corsi-SAP. Jorge Corsi tiene discípulos en España desde hace varios años, por ejemplo, el también psicólogo argentino Luis Bonino, íntimo amigo de Corsi y que imita sus prácticas (véase http://upnatv.unavarra.es/unes/bonino). 

Integró una comisión para elaborar un proyecto de ley sobre violencia de género que perdió su prestigio. Sus libros fueron sacados de la circulación al ser condenado por abuso sexual a menores. En febrero de 2012, reconoció su delito y fue condenado a tres años de prisión de cumplimiento efectivo. Sus cómplices fueron condenados por más tiempo al tener antecedentes de abuso sexual infantil. Corsi cumplió su sentencia en la cárcel de Marcos Paz, donde fue sometido a tratamiento psiquiátrico. 

Salió en libertad el 29 de agosto de 2014, al cumplir los tres años de prisión a los que fue sentenciado. En la actualidad, no ejerce la psicología. 

Cuando llegó a Argentina procedente de España, había estado impartiendo y cobrando conferencias organizadas por el Instituto de la Mujer por todo el territorio nacional español, siendo también autor de una guía para la prevención y persecución de la violencia de género editada a costa del contribuyente español. La condena fue impuesta tras llegar a un acuerdo con la parte denunciante. Con este acuerdo se evitó una condena mucho mayor. Corsi aparece mencionado en textos destinados a justificar y diseñar la elaboración de la vigente Ley de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, así como en documentos que desarrollan esas políticas de género —en los que aparece como ponente o como referencia bibliográfica— posteriores a la aprobación de esa ley —diciembre de 2005— e incluso posteriores, como digo, a su detención en 2008.

Jorge Corsi fue director de la carrera de especialización en Violencia Familiar del área de Posgrado de la Universidad de Buenos Aires desde 1989 hasta julio de 2008. Ha impartido cursos y seminarios en diversos lugares; entre ellos dictó el seminario La construcción del género masculino y la violencia en el Instituto Hannah Arendt. En resumen, se trata de un referente fundamental del feminismo de género español para desacreditar las denuncias por Síndrome de Alienación Parental. Es habitual encontrar su nombre como una autoridad en boca de los negacionistas del SAP. Hoy no hay texto alguno acerca de alienaciones parentales en la biblioteca del Instituto de la Mujer, en buena medida por influencia de Corsi y de sus discípulos y discípulas. 

Richard Gardner hizo más conocido el constructo SAP. Sin embargo, al ser contrario a los postulados falsos de la ideología de género, se le ataca para apoyarse en negar el SAP diciendo, sin prueba alguna, que fue un pedófilo. Los negacionistas farsantes de tal Síndrome lo acusan de justificar la pedofilia, aunque resulte por completo falso. Lo que el feminismo radical hizo y hace es sacar frases fuera de contexto. En mayo de 2002, el propio Gardner contestó en su artículo Desinformación contra hechos sobre las contribuciones de Richard A. Gardner, mayo 2002. En él afirma que «no hay absolutamente nada de esto que yo haya dicho en mis conferencias o escrito en cualquiera de mis publicaciones que justifique esta acusación. Considero la pedofilia una forma de perturbación psiquiátrica. Además, considero a quienes cometen tales actos, en los que explotan a víctimas inocentes, sujetos sin sensibilidad frente a los efectos potenciales de su comportamiento sobre sus víctimas infantiles». 

Richard Gardner jamás fue denunciado, acusado ni condenado por pederastia. 

Esteban Bastida Martín.

Todos los derechos reservados

ISBN 978-84-19304-02-5

Descubre todos los detalles en:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *